Una historia, como cualquier otra.

Existen historias reales, historias ficticias e historias que no debieren ser contadas, pero esta es simplemente una historia que demuestra el gran pode de de Dios, quizás sea ficticia, quizás sea real, pero nunca podríamos en juicio que el poder de Dios puede hacer lo que relataremos.

 Nos remontamos a la vida de un abogado de negocios, quien se convirtió en un reconocido consultor legal de grandes empresas pero que sus inicios era conocido por ser un gran protector de los derechos humanos y de la verdad pero eso no le permitía tener los lujos que hoy en día tenia, por otro lado el añoraba por dentro volver a sus años de juventud e inmadurez, pues sentía que en su vida algo le faltaba, y ese algo, no era el ímpetu del novato lanzándose al mundo como él creía, era Jesús.

 Pero aun tenía un último caso que cerrar para enterrar a ese defensor que antes solía ser, se trataba de un joven de descendencia afroamericana y sin familia, que se le acusaba de haber provocado un incendio para matar a cinco niñas de su vecindad, si era declarado culpable, su pena seria la muerte, una muerte solitaria y sin quien pudiera llorar tu partida a destiempo, quizás esto último fue lo que lo motivo a tomar el caso, un ‘’caso perdido’’ en palabras de los más grandes expertos de la ciencia del derecho.

 Eran las 3:45AM, su ultimo juicio seria mañana y ya podría dedicarse de lleno al Derecho de los negocios, pero no quería perder, este no era como los anteriores, este caso tenía algo especial, el confiaba en su inocencia, tenía más de tres semanas leyendo, buscando alguna salida que pudiera al menos evitar la pena de muerte, pero era inútil, libros se amontonaban en su mesa y ninguno servía de ayuda, el joven se repetía a si mismo que nadie absolutamente nadie podría evitar que a ese joven lo condenaran a pena de muerte, mientras preparaba los papeles para el juicio, recuerda aquel día en que por primera vez vio a ese joven llorando por la muerte de aquellas niñas, algo en el le hacía pensar en que estaba diciendo la verdad, pero aun hoy se preguntaba qué, pues su coartada no le parecía nada creíble, las pruebas eran tan obvias que podían hablar por si solas. Agotados todos y cada uno de los métodos convencionales que pudiera usar un abogado, cansado y sin esperanza, se dirige al su cama, agradecido de que su esposa no se encuentra, pues no quería otro sermón religioso sobre el curso de su relación, ya el divorcio era un hecho, el mismo se encargaría de todos los tramites, pero, no podía negar que la extrañaba y que lamentaba haber sido tan terco y soberbio cuando ella lo invitaba a la iglesia y le pedía que no llegara tarde a casa,’’si tan solo la hubiera valorado mas, ella estaría aqui’’ esto ni siquiera podía ser visto como un sacrificio de su parte pues ella siempre fue su fiel confidente y amiga, toda una mujer en todos los sentidos. Entre sus pocas pertenencias en su mesa de noche vio una biblia, con un disco compacto, se sorprendió que ella dejara su libro más preciado, aun tenía su aroma, por lo que la tomo y vio que estaba llena de muchas notas, sobre matrimonio, sobre la justicia, en fin, sobre la vida, esa mujer había escarbado en ese libro y creado su propio índice para las diversas situaciones, esa manía de ser tan organizada era de las cosas que siempre amo y detesto de ella, entre paginas se encontró con aquella carta de amor donde le prometió amor toda la vida, no pudo evitar llorar al leerla, recordaba que se había convertido en todo lo que deseaba, pero no podía compartirlo con ella, la mujer de la que se enamoro y quería estar unido toda su vida, decidió poner el disco compacto mientras leía un poco de aquel libro al que meses llamo inútil, escuchaba esas canciones que su esposa ponía todos los días, decidió hacer lo que nunca había hecho, decidió orar, no sabía cómo, pero lo intento, esa noche por primera vez en mucho tiempo pudo dormir sin preocupaciones, sentía la plenitud de que mañana un inocente podría dormir tranquilo. 

 Al dia siguiente, antes el juicio, aquel joven le pregunta ¿Sea sincero que puede ver? el con una mirada fija en el cielo, sabiendo que ayer pidió con fe por aquel joven, no por su propio egoísmo, responde “Yo veo una pequen nube, del tamaño de una mano” y aquel joven con cara de no entender vuelve a preguntar y él le dice “Esa es la señal de que su lluvia va a caer”, los acusadores escuchaban y reían, vociferaban delante de todos que el hecho de que su esposa se hubiera ido lo volvió un loco delirante. Una vez iniciado el juicio, todos se sorprendieron, no llevo ningún libro, de hecho no llevo absolutamente nada, solo saco aquella biblia de bolsillo propiedad de su esposa. Dijo ante el plenario “El que habla verdad declara justicia; as el testigo mentiroso, engaño. Proverbios 12:17” Sus contrarios argumentaron que “Ese no era un fundamento legal, aquí estamos para hacer justicia, deben condenarlo a muerte” y su respuesta fue “En el camino de la Justicia está la vida; y en sus caminos no hay muerte. Proverbios 12:28” , empezó a explicarle a aquel gran jurado, una por una las razones por las cuales aquel joven era inocente, cada una de ellas acompañadas de una cita bíblica y de un razonamiento que todos en el plenario estaban sorprendidos, incluso el, se sentía astuto como David, fuerte como Samzon y sabio como Salomon. 

 Una vez retirado el jurado para analizar la culpabilidad del joven, este le pregunta a su abogado ¿Por qué no se resigno? era imposible que saliera como inocente de ahí, a lo que aquel abogado respondió “Cierto, tan cierto como que para las personas normales es imposible resucitar en este mundo, pero para Jesús no lo fue, como tampoco lo será hacer justicia”. Devuelta el jurado, se sintió un gran y tenebroso silencio, cuando uno de ellos hablo “Usted ha sido declarado inocente de todos los cargos por decisión inánime” , aquel joven no tuvo control empezó a llorar y le dijo al abogado “Gracias, de verdad no sé cómo pagarle, pídame lo que quiera, estoy en deuda con usted” a lo que su respuesta fue “La gloria es de Dios, no se preocupe por el pago, recuerde que Jesús pago por usted” a lo que aquel joven respondió “¿Quién es ese Jesús? No lo conozco” y recibió de respuesta “Es el hijo de Dios y desde hoy es mi salvador, mi consolador en los momentos de gran turbación, me siento en deuda con usted pues sin usted nunca me hubiera acercado a él”, el salir se dirigía a un culto especial donde tenía la esperanza de que encontraría a su esposa, tenía una biblia que devolver, un matrimonio que salvar y un testimonio que dar.

  Y tu ¿Crees que este nuevo hombre pudo salvar su matrimonio? ¿Qué hizo con aquel futuro resuelto como abogado de negocios? ¿Qué crees que paso con aquel joven afroamericano?